La identificación de Sixto con el personaje que encarnaba y con su ambiente resultaba ser algo más que una ilusión subjetiva, porque tal identificación llegó a constituirse en un verdadero símbolo ante los ojos de sus conciudadanos.
Y así, cuando el destino estaba más confiado, cuando parecía el porvenir ya decidido, la misma pasión, el sincero amor que era garantía de continuidad, condujo a Sixto a darle un nuevo giro a su vida, situándole ante una dimensión específica y distinta de la realidad, la dimensión plástica.
Se citan, en la entrega de Sixto al Misteri, un ansia de realización total y un total impulso de autentificación. Y fue por aquí, precisamente, por donde empezó el juego decisivo. Buscando la autentificación del personaje que tiene encomendado, su personalidad y su situación en el contexto de la obra. Sixto descubre, en los versos arcaicos del Misteri otro misterio turbador que se llama poesía, el ignorado poder de la creación artística.
Maria
Flor de Virginal bellesa
Misteri d'Elx
La Fiesta: La Coronación